Feminismo=Equidad
Regli Gómez
Fecha 08 marzo 2019
Hoy, Día de la Mujer, parece que lo que nos separa es la definición de feminismo y es que, francamente hay asuntos que leo o escucho con los que no me siento para nada identificada pero no por ello quiero desprenderme de una palabra con tanta carga emocional, social e histórica.
Para mí, el feminismo es sinónimo de equidad y la equidad no deja de ser la búsqueda de un punto medio a través del diálogo.
Quiero eso, quiero liberarme de la palabra lucha, pelea, guerra, conflicto… basta ya.
Cuando me hablan de patriarcado me suena a rancio. Pareciese como si viviésemos en el siglo XIX. Propongo que no nos quedemos atrapados en el pasado. Vivamos el presente construyendo futuro.
Y el futuro es de todos, hombres y mujeres, unidos y trabajando en equipo. Buscando un mano a mano en el que, seamos iguales y en el que también asumamos las consecuencias de ello, con coherencia, aplicándolo a nuestras vidas en particular para ir extendiendo a lo general.
Yo aplico mi feminismo cada día en mi casa porque trabajamos los dos y las tareas del hogar también son de los dos. Pero la igualdad sería proponer todo al 50% y la vida no es así. Porque hay veces que las mujeres ganamos más que los hombres y tenemos que liberarles de la presión que sufren porque le enseñaron que debían ser el sustento de la casa y también es cierto que las labores del hogar se dividen entre dos pero un día puedes más que otro y al siguiente no tienes ganas y no pasa nada, porque está la otra parte del equipo, sin discutir porque ha medido y no has terminado tu mitad.
Qué más da 50-50%, 70-30%, 20-80%. Cada circunstancia es un mundo, cada día una odisea, seamos justos, dialoguemos para y por el bien común. Convivamos en armonía. Amémonos.
Mis ejemplos pueden parecerte una mamahostiada pero es que, nos enrevesamos tanto en los grandes problemas de la humanidad que no nos encargamos de lo cotidiano, de ese granito a granito que hacen grandes las montañas y de esa unión que hace la fuerza.
Ayer, cuando nuestras feministas de cabecera comenzaron su reivindicación necesitaron de la violencia e incluso perdieron la vida por hacerse visibles. Hoy, no es necesario tanto golpe de pecho, tanto grito y tanta violencia.
Es el momento de hacer más y quejarse menos.